Texto escrito por José María Baget Herms en el número 818 de Teleprograma.
1981 fue, qué duda cabe. el año del Estatuto. Conquistado y casi perdido, o en todo caso va herido de muerte. Se pasó así de la esperanza al escepticismo, y en esas andamos cuando acaba el año entre incertidumbres y confusiones de todo signo. TVE, como espejo más o menos distorsionado, pero espejo. al fin, de nuestra sociedad, ha vivido v sufrido esas convulsiones. y la verdad es que no pueden pedirse peras al olmo. El modelo de televisión pública -esa BBC soñada e inalcanzable- parece hundirse (¿definitivamente?) en el descrédito y se perfila la solución de la televisión privada como posible panacea y curalotodo: 1982 puede ser el año decisivo para la caída del régimen de monopolio que "gozó" y ahora sufre TVE.
Cara y cruz de 1981
Lógicamente, la "cara"; fue la promulgación y puesta en marcha del Estatuto de TVE, con su flamante director general, su Consejo de Administración... : las cosas tenían que cambiar. Y cambiaron: quizá demasiado de prisa, quizá con demasiada ingenuidad por parte de quienes creían que bastaba decir o mostrar ciertas "cosas" para hacerse con la etiqueta de "progre" que ahora parecía indispensable para andar por Prado del Rey. De un clima de frustración y represión se pasó a una exaltación de libertad no siempre bien entendida ni asimilada. A pesar de todo, el balance era positivo y esperanzador, pero pronto empezaron a rodar cabezas -la primera, la de Iñaki Gabilondo- y el clima se fue enturbiando hasta desembocar en la crisis del 23-0, que en cierta manera se había iniciado el 23-F.
La cruz, evidentemente, ha sido el cese/dimisión de Fernando Castedo, que demostró la fragilidad del Estatuto y cómo éste podía ser fácilmente burlado por parte de los mismos que lo habían votado y consensuado. Un auténtico mazazo que nos devuelve a las épocas anteriores a su promulgación y a esta "ley de la selva" que de hecho ha imperado siempre en Prado del Rey: sólo los más fuertes -en ese caso, los partidos políticos- sobreviven. La profesionalización, ese término tan funcional y tan ambivalente, vuelve a convertirse en una lejana esperanza, un arca perdida cuyo secreto nadie parece conocer.
Iñaki Gabilondo
Rápido balance
Año de contrastes, en consecuencia: las imágenes del 23-F, testimonio irrebatible de una realidad y demostración del poder de la televisión, que "estaba ahí", y de la tecnología que permitía su funcionamiento incluso en. tales circunstancias. El tostón soporífero e inaguantable de la semana conmemorativa de Los primeros veinticinco años de TVE (y que Dios les conserve el optimismo si piensan celebrar los segundos....). El éxito de Carmen Maura presentando Esta noche y el fracaso de un gran actor como Fernando Fernán-Gómez conduciendo su Tertulia. El nuevo talante del Telediario dirigido y presentado por Iñaki Gabilondo y su cese, que ya anunciaba futuros desastres. La popularidad de dos buenos profesionales de la información, Victoria Prego y Joaquín Arozamena, y el veraneo de Jesús Hermida con su itinerante Crónica 3.
Una vez más, el año se cierra con una incógnita: el nombramiento de Carlos Robles Piquer como director general significa un cambio de ruta en la orientación de TVE, y de ello los espectadores ya han tenido unas cuantas muestras en sus primeros días de gestión. Gestión que probablemente ha de complacer a quíenes criticaron con dureza al señor Castedo y que disgustará a quienes apoyaron la labor de este último. Está claro, en todo caso, que TVE nunca se hará a gusto de todos..., ni siquiera de los partidos políticos, que han tomado Prado del Rey como terreno abonado para sus luchas por el poder. Y es que hoy en día el poder pasa por TVE, una lección que se tienen muy bien aprendida los gobernantes y quienes aspiran a gobernar.
Informativos
Lógicamente, los espacios informativos fueron la piedra de toque del Estatuto de TVE... y el sector que provocaría su primera víctima. Nos referimos, por supuesto, a Iñaki Gabilondo, el brillante profesional llegado de la radio que trató de imprimir a los servicios informativos nuevos objetivos y un talante distinto. El Telediario de las nueve alcanzó durante su gestión las más elevadas cotas de audiencia y aceptación, pero su esfuerzo se vio truncado en plena ascensión por los acontecimientos de todos conocidos. Su cese, firmado por el hombre que le había llevado a TVE, fue el primer y serio aviso de la fragilidad del Estatuto. La reforma Gabilondo había durado muy poco, aunque su sucesor, Pedro Erquicia, se esforzó por mantener los techos informativos por él obtenidos.
Ramón Sánchez Ocaña
De la mano de José Luis Balbín y su área aparecieron nuevos e interesantes programas: En este país y Objetivo fueron seguramente los mejores, y el primero el más conflictivo por sus temas: OTAN, Matesa, Lemóniz, la pena de muerte, el PSOE, el eurocomunismo..., una excelente antología de auténticos "libros blancos" sobre estas cuestiones. "Crónica de dos muertes no anunciadas" simboliza, por su parte, el brillante nivel de Objetivo, que hizo olvidar rápidamente a la irregular Primera página. Siguieron adelamte con buen nivel el veterano Informe semanal -siempre en primera línea de los índices de aceptación- y Vivir cada día, y se incorporaron nuevos espacios como El testigo en TVE-2.
La pareja del año
Victoria Prego y Joaquín Arozamena fueron una de las parejas del año, presentando al alimón Al cierre, que se erigió en el informativo más sobresaliente desde el cese de Gabilondo. Su forma de exponer y presentar las noticias fue bien recibida por el público y quizá apuntó unas posibilidades no completamente explotadas. Crónica 3 empezó mal con Pedro Macía, se hundió en el verano con Jesús Hermida y su periplo turístico y sigue a la espera de una dificil remodelación. La cobertura informativa del asalto al Banco Central fue, en fin, una destacada aportación de los servicios informativos de Miramar a la programación estatal y demostró la bien entendida profesionalidad de sus responsables.
Divulgativos y culturales
Es éste un sector muy nutrido de la programación de TVE y resulta virtualmente imposible resumir su amplia producción, máxime en estos últimos meses. Algunos títulos destacados se hallan en la mente de todos: La clave, que reapareció con la promulgación del Estatuto y sigue adelante por ahora; Más vale prevenir, que mantuvo invariablemente el primer lugar en los índices de aceptación; Un mundo para ellos, que abrió su problemática a la familia en general con óptimos resultados; En tierras lejanas, con la reaparición de Alberto Oliveras de reportero por mundos exóticos...; La bolsa y la vida, que sustituyó, aunque sin mejorar excesivamente, a El canto de un duro.
Un mundo para ellos
Hubo polémicas y fracasos vistosos: Entre dos luces, con su tono pasota, armó más de un escándalo, y Las cuatro esquinas, que pretendía inútilmente ser un programa de cultura popular, desapareció sin dejar rastro. También se despidieron, con más quejas que aplausos, Encuentros con las letras e Imágenes, que durante varios años habían informado de literatura y de artes plásticas en un tono de exigente calidad y huyendo precisamente de ese populismo supuestamente divulgador que fue característica de Las cuatro esquinas. Y desapareció Festival TV, que era un escaparate abierto a la producción internacional del medio; quizá se temió que las comparaciones podían resultar demasiado odiosas...
Cuando un amigo se va...
Nota destacada ha sido la reaparición de Manuel Torreiglesias, el creador de Escuela de salud, ahora al frente de Voces sin voz, un espacio de participación destinado a alcanzar elevados niveles de audiencia, en especial en el ámbito rural, tan desasistido habitualmente por TVE. Los británicos, por su parte, nos mandaron notables series documentales: El botánico, Vida en la Tierra y en particular Los cristianos. Reapareció también El hombre y la Tierra con una serie de programas elaborados por el equipo de Félix Rodriguez de la Fuente, aunque sin su voz peculiar y su imagen. Y la ausencia se hizo notar; "cuando un amigo se va...", como cantaría Alberto Cortez, queda siempre un vacío.
Félix Rodríguez de la Fuente
Series filmadas
Grandes relatos continuó en su diaria emisión de noche durante el primer trimestre del año. Al configurarse la nueva programación del 20-A, pasaría a la sobremesa, en tanto que aparecían algunas series con carácter semanal, consideradas probablemente como las más interesantes. Todo ello demuestra la importancia cuantitativa que este tipo de emisiones sigue teniendo en TVE, generalmente bien correspondida por el público en sus paneles de aceptación. E incluso una miniserie como De carne y hueso -con una hipotética relación incestuosa apenas apuntada- causó encendidas polémicas y protestas en el contexto que llevó al cese del director general.
También despertó polémicas la serie de TVE Cervantes. Director y guionista anduvieron a la greña, y los historiadores se escandalizaron por determinadas licencias literarias que se tomó el director, Alfonso Ungría. No se discutió, empero, la excelente calidad formal de la producción, que contó con grandes medios técnicos y económicos. El resultado fue brillante, a pesar de estas controversias. Verano azul, escrita y dirigida por Antonio Mercero, fue otra valiosa aportación de TVE a este sector, y uno de sus capítulos, "Beatriz mon amour"', brindó a la emisora uno de sus escasos éxitos internacionales.
Verano azul
El pastel, extranjero
Ingleses y norteamericanos se repartieron el pastel en una amplia porción, aunque franceses, suecos, húngaros y hasta australianos también aparecieron esporádicamente en estos espacios. Títulos destacados fueron Calderero, sastre, soldado, espía, de John Le Carré, con un impecable sir Alec Guinness; La letra escarlata, de Nathaniel Hawthorne, de la televisión pública americana; Helter Skelter, sobre los asesinatos perpetrados por la familia Manson; Música para sobrevivir, brillantemente protagonizado por Vanessa Redgrave; Las damas de la costa, buen ejercicio de estilo de Nina Companeez; Amor en clima frío, Traficantes de sueños, Hijos y amantes, e incluso folletones como Bálsamo, Mujercitas o El conde de Montecristo. Todo un repertorio.
Telefilmes
De nuevo las series filmadas les ganaron la partida a los telefilms..., quizá con la gloriosa excepción de Dallas, serie que había pasado inadvertida hace un par de años en TVE-2, pero reapareció con fuerza en la Primera Cadena. Las aventuras financieras, eróticas y familiares de los Ewing han ido calando progresivamente en el público español, que ya empieza a odiar a J. R. Y a compadecerse de la incauta Pamela, cuya ingenuidad no parece corresponderse demasiado con su movidito pasado; pero, en fin, eso son licencias que se toman los guionistas.
Si Dallas ha sido indudablemente la serie más popular del año -y en 1982 podría ocurrir lo mismo-, hay otras que merecen atención por su gran calidad e interés. Nos referimos a La casa del terror, producida por la firma inglesa Hammer, especializada en el género, y Sombras de Greene, inteligente adaptación de las novelas cortas de este gran escritor inglés, que incluso hizo el guión y la presentación de algunas de ellas. Otras series británicas relevantes han sido la irresistiblemente cómica Benny Hill, o de época, como Arriba y abajo y La caída de las águilas. El humor, en cambio, sólo estuvo representado por Bloomers y la frustrada aparición de Hotel Fawlty con su camarero español, que el doblaje transformó en napolitano..., lo que no evitó el escándalo y su precipitada desaparición.
Novedades y reposiciones
Los norteamericanos, por su parte, siguieron importando modelos de conducta en Vida de estudiante (panorámica de una Universidad privada); Las tribulaciones del juez Franklin, Enredo (parodia de los seriales diarios), Billy Joe y su mono, etc.Van y vienen con regularidad series como La casa de la pradera, Vacaciones en el mar o Los ángeles de Charlie, y cabe registrar la incorporación de El increíble Hulk, Lou Grant, Nero Wolfe, detective, etc, de las que la primera resulta la más singularmente divertida. A señalar, en fin, una serie de suspense que pasó inadvertida a pesar de su buena factura: Desenlace inesperado, y la continuación de Centennial, imponente saga de los pioneros, que ya había sido estrenada el año pasado.
Cinematográficos
El cine en casa fue, de nuevo, el espectáculo predilecto de los espectadores de TVE, y la mayoría de las películas se situaron en la zona alta de los paneles de aceptación. El año comenzó de forma espectacular con la proyección de "Cabaret", que causó, lógicamente, una verdadera sensación. Con la llegada de la nueva programación, la incidencia del cine norteamericano se vio ligeramente disminuida por la proyección de películas europeas (francesas e italianas), lo cual contribuyó a equilibrar los niveles y dar satisfacción a más amplios sectores de público.
Cabaret
En TVE-2 se produjeron ciclos destacados en Cine-club, como los dedicados a Harold Lloyd, Katharine Hepburn, Francois Truffaut, y ya más recientemente Pepe Isbert y Hedy Lamarr. También estaba previsto otro dedicado a Raoul Walsh y Errol Flynn, que acabaría por ser emitido en Sesión de tarde de la Primera Cadena, aunque sin anunciarse oficialmente.
Terrorífico Chicho
A iniciativa de TVE-2 apareció Mis terrores favoritos, antología de films de terror presentados por Chicho Ibáñez Serrador, lo cual permitió la recuperación de "La semilla del diablo", "Psicosis", "Drácula" y una mutiladísima versión de "El fotógrafo del pánico", que desató las iras del propio presentador. La sangre no llegaría al río..., si es que resulta oportuno referirse a ella hablando de un ciclo de terror.
Chicho Ibáñez Serrador
Desapareció, inesperadamente, Revista de cine, entre un clamor de protestas, y no halló un adecuado sustituto. También tuvo problemas Memorias del cine español, en una reposición que debía de ir acompañada de unos capítulos finales de actualización, los cuales no pudieron llevarse a cabo hasta unas semanas después. Troceada constantemente, la serie Hollywood, de la ITV, no registró el éxito merecido, y el "escándalo" del año fue la proyección de "Padre Padrone", película rodada por la televisión italiana y emitida sin ningún problema en la mayoría de países europeos.
Dramáticos
No ha sido excesivamente brillante el nivel de los espacios dramáticos de TVE. Aunque se han suspendido las emisiones de teatro extranjero provenientes de otras televisiones, este dato relativamente positivo no se vio compensado por una mayor calidad en la puesta en escena y selección de las obras. Sólo a partir del último trimestre del año se advierte un mayor cuidado en este aspecto, y la emisión de "Los peces rojos", "Las viejas difíciles", "Sabor a miel", "El mercader de Venecia". "El criado", etc. (alguna aún no emitida en el momento de redactar este balance), indica una tendencia hacia el teatro contemporáneo con problemas y personajes de nuestro tiempo. Cabe desear que se mantenga esta intencionalidad.
Teatro breve y su continuación, Ficciones, no han aportado titulos o autores relevantes. La crisis generalizada del teatro español parece haber incidido también en la eclosión de nuevos escritores y, de otra parte, se sigue prescindiendo lamentablemente de los grupos y colectivos que hoy constituyen quizá la mejor alternativa a esta crisis (Lliure, Joglars, Goliardos, etcétera). De ahí que estas corrientes renovadoras permanezcan prácticamente alejadas del medio. Señalemos, en cambio, la feliz iniciativa de "El carro de la farsa", un espacio de iniciación al teatro juvenil, que ha empezado a andar recientemente por el canal UHF.
En la cruz de la moneda cabe situar El actor y sus personajes, una serie de relleno con reposición de fragmentos de obras grabadas para televisión y presentadas por sus propios protagonistas. La fusión de los dos niveles no funcionó en absoluto y los programas se desarrollaron entre la apatía y la indiferencia del público. Otra cruz fue la representación de "Fedra" desde el teatro romano de Mérida, con un montaje ridículo y una pobre interpretación de la que no se salvaba ni Victoria Vera, protagonista a su vez de un pequeño escándalo en "La muchacha sin retorno", donde se suponía que aparecía desnuda (fue una falsa alarma, por supuesto).
Musicales
Se batió en retirada Aplauso, que pese a sus constantes cambios de presentadoras (siempre con apellidos relativamente populares) no ha conseguido recuperar aquellos elevados índices de audiencia de épocas pasadas. Tampoco Música, maestro ha corrido mejor suerte en esta especie de hit-parade, pero por lo menos ha presentado actuaciones valiosas, como la póstuma de Georges Brassens, un homenaje a Jacques Brel, la reaparición de Joan Manuel Serrat (en un show inferior a las expectativas), el descubrimiento de músicos poco conocidos en nuestro país, como John Renoburne, y un largo etcétera. Exterior día pasó sin pena ni gloria, aunque reveló a una presentadora apreciable: Olga Viza, y Blanco y negro, con su pálido revival de los años sesenta, completan la panorámica musical de la Primera Cadena, que no es demasiado lucida.
En TVE-2, Musical Express se ha mantenido en un buen nivel, y lo mismo puede decirse de Retrato en vivo. Los aficionados al cante tuvieron un buen espacio: Flamenco... , y los del jazz se quedaron sin el suyo. La música clásica recuperó las retransmisiones en directo con Teatro real, pero las seguramente más apreciadas fueron las retransmisiones de ópera, destacando la efectuada desde San Francisco, con Luciano Pavarotti interpretando "Aida'". Los nombres más célebres de la ópera universal (entre ellos nuestros compatriotas Plácido Domingo, Montserrat Caballé, José Carreras, etc) también aparecieron en la pequeña pantalla, para deleite de los aficionados al bel canto.
La esperada "Gala musical" de Los primeros 25 años de TVE fue un perfecto fiasco y, todo hay que decido, el digno colofón de una semana de despropósitos que casi acaban con la paciencia del telespectador. Tampoco faltaron a su cita el Eurofestival, la lúgubre "otiada" de todos los años... e incluso el Festival de Benidorm, que se resiste a morir. El año no estuvo para músicas y el balance es, insistimos, más bien mediocre.
Magazines y concursos
Esta noche fue, sin duda, el programa estelar en este sector que tiene algo de cajón de sastre. Con una fórmula discretamente original a partir de unos elementos ya conocidos (entrevistas y actuaciones musicales), Tola y su equipo dieron en el clavo y por partida doble, ya que su presentadora, Carmen Maura, se hizo rápidamente popular, lo que no evitó peregrinas discusiones sobre si es una actriz que hace de presentadora o una presentadora que interpreta un papel. Esta noche ha funcionado, en una palabra, dando una imagen renovada de TVE, que quizá no se corresponde plenamente con la realidad. Pero ahí está, a toda vela ante las tempestades.
Jesús Hermida presentó Su turno, un espacio que desapareció cuando estaba alcanzando precisamente el éxito, aun a costa de determinadas concesiones a la galería. Pero en un momento de atonía (como fue el primer trimestre del año), Su turno contribuyó a alegrar nuestras noches ante el televisor, y no es poco. Siguió De cerca, ahora con una nueva fórmula y las mismas piruetas de Luis Tomás Melgar en su creativa realización, y también lo hizo Gente joven, con mínimas modificaciones en su planteamiento y un sólido escalafón en los paneles de aceptación.
Lo que no va
Vamos a ver sustituyó sin el menor éxito a 625 líneas, aunque últimamente este espacio también había entrado en barrena. Y Otras cosas ha ocupado el lugar de Cosas, junto con el insípido Bla, bla, bla, espacio de cotilleos que curiosamente no levanta cabeza en los índices. Tampoco corre mejor suerte 300 millones, pero los pretextos habituales se siguen manejando para justificar sus presupuestos y su permanencia en la programación. Los hay con suerte, ya que tanto Castedo como Robles Piquer proceden de organismos de cooperación hispanoamericana. El desastre de la nueva programación se llamó Tertulia con..., presentado por Fernando Fernán-Gómez, y el concurso Lápiz y papel, que no hizo olvidar a sus predecesores, sino todo lo contrario; el primero desapareció después de frustrados reajustes, y el segundo ha pasado a un horario familiar tirando a infantil; los niños, ya se sabe, se lo tragan todo.
Infantiles
De nuevo los dibujos animados, en particular, y las producciones extranjeras en general. fueron nota dominante de la programación infantil, aunque en el último trimestre del año se ha pretendido paliar esta situación con la incorporación de espacios como El carro de la farsa (dedicado al teatro) o la recuperación del Informativo juvenil, de García Novell, entre otros. En la mañana del sábado continuó Sabadabadá, una miscelánea de espacios, con el inefable Torrebruno haciendo de las suyas con el castellano; empero este collage dirigido por José Antonio Plaza parece haber alcanzado un buen nivel entre la audiencia específica a la que va dirigido. No puede decirse lo mismo, al parecer, de La cometa blanca, que ha sustituido sin demasiada fortuna a Ábrete, Sésamo.
El carro de la farsa
Pero como antes decíamos, siguieron mandando los dibujos animados. Llegaron héroes del "comic", como el irascible marino Popeye o el mítico explorador espacial Flash Gordon, y durante todo el año nos acompañó Tom Sawyer con sus interminables aventuras. También tuvimos a Spiderman y los viejos y entrañables amigos Pedro y Pablo con sus esposas en Los Picapiedra. Otro héroe con trasfondo deportivo, Sport Billy, reemplazó a Tom Sawyer ya a mediados de noviembre. Ninguna de estas series registró aparentemente los fabulosos éxitos de sus predecesoras pero la comercialización de estos personajes no por ello cesó en absoluto. Dos perros, Hobo y Boomer, fueron protagonistas de sus propias series. Se despidió de nosotros El travieso Guillermo, que gustó más a los mayores que a los pequeños, quienes lógicamente no están para nostalgias culturalistas. En horario infantiles se pasó una serie que tampoco era precisamente infantil, como Los siete de Blake. con ciencia-ficción y un poco de política. Los ingleses nos mandaron asimismo las aventuras de Ella (aunque sin Ursula Andress) y de Los chicos del 47-A, una de las series más simpáticas del año. Se despidió pronto Grizzly Adams, con su mensaje ecologista, y aparecieron, en fin, Matt y Jenny, una producción canadiense que ha de figurar igualmente entre las relevantes de un año sin excesivas novedades. Los niños siguen siendo una clientela fija...
Deportivos y taurinos
Los aficionados al fútbol se han reconciliado con TVE merced al nuevo contrato con los clubs, que ha permitido un calendario de retransmisiones muy interesante que incluye en teoría los partidos más destacados. Esta fue posiblemente la noticia más destacada y sirve de experiencia de cara al Mundial 82, que llenará de goles la pequeña pantalla durante un mes y medio. También fueron abundantes las retransmisiones taurinas, que incluso llegaron a provocar la protesta de algún sector del público, ya que éstas conllevaban en numerosas ocasiones la supresión de los programas habituales de tarde. Tampoco faltaron a la cita los clásicos"deportivos, como la Fórmula 1, Wimbledon, Copa de Europa de Atletismo, etc. El sector de retransmisiones deportivas funcionó realmente bien en esta nueva etapa.
En cuanto a los programas fijos, desapareció Sobre el terreno (que bien merecía una nueva ubicación en vez de tan drástica medida) y Polideportivo ha pasado a ser un espacio semanal, precisamente con característica parecidas al programa antes citado. Deportivo ha sido la máxima novedad del año, al traernos las imágenes de los partidos en el mismo día de su celebración, lo cual, por así decirlo, nos pone a nivel europeo. Revista de toros siguió en su línea habitual (que ya no es una novedad), y la serie Tauromaquia, con numerosas interrupciones, algunas de ellas precisamente motivadas por las retransmisiones taurinas, pasó con discreción en los paneles de audiencia, aunque se reconoció su remarcable calidad formal.
Así fue y así nos fue (como diría Jesús Hermida) en este año 1981. Después de tantos años de esperar el Estatuto, he aquí que las esperanzas generadas a raíz de su promulgación parecen desvanecerse con la misma rapidez con que fueron construidas; 1982 será el año del Mundial y de clima preelectoral, y probablemente nada cambie demasiado en TVE. Aunque es difícil hacer vaticinios, en este país y en esta televisión de nuestros pecados.
Lo mejor
- La promulgación del Estatuto de RTVE (una esperanza...)
- Cervantes (Grandes relatos a la española, con personaje universal)
- En este país (un estado de la cuestión que a veces se convirtió en cuestión de Estado)
- Esta noche (...tú vales mucho)
- Sombras de Greene (la mejor serie del año)
- La clave (...cabalgando de nuevo)
- Festival TV (una ventana abierta al exterior)
- "Crónica de dos muertes no anunciadas" (en Objetivo, la recuperación del gran reportaje)
- Mis terrores favoritos (una antología diferente)
- Al cierre (la pareja de medianoche)
Al cierre
Lo peor
- El Estatuto, en peligro (una decepción...)
- El retorno a la censura (las tijeras, protagonistas impenitentes)
- El veraneo de Crónica 3 (unas vacaciones muy aburridas)
- Vamos a ver (... y no nos enteramos de nada)
- Bla, bla, bla (.... palabras, palabras)
- Tertulia con... (¿quiere usted bostezar conmigo?)
- Lápiz y papel (.... y un libro para leer)
- Las sobremesas del verano televisivo (la hora de la siesta)
- La desaparición de Encuentros con las letras y Revista de Cine
- Los primeros veinticinco años de TVE (una semana a imagen y semejanza de lo que ha sido TVE)
Lápiz y papel
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